La reciente subida de precios del servicio de suscripción Xbox Game Pass ha dejado a todo el mundo con la boca abierta. Se esperaba algo, pero no de la magnitud que finalmente ha sido. En este artículo trataré de entender qué hay detrás de este movimiento y si lo que hemos vivido ha sido un sueño.
El fin de un sueño
Durante años, Xbox Game Pass ha sido aclamado como «el mejor negocio en videojuegos», aunque esta afirmación seguramente sea de boca de los jugadores, porque ninguna otra grande había seguido nunca este movimiento o, si lo hacían, como el caso de Sony, era de una forma desdibujada, sin mucha convicción en el modelo. Una biblioteca rotativa de cientos de títulos, estrenos del primer día y acceso a clásicos por una fracción del precio de un juego AAA era, a ojos de cualquier gamer, todo un chollo. Y no entendíamos por qué nadie se subía al carro. Las recientes subidas de precios parece que, a parte de poner a prueba la paciencia de los suscriptores, comienzan a plantear la pregunta que sobrevolaba sin que nadie se atreviera a decirla en voz alta: ¿realmente este tipo de servicios son rentables?
Los nuevos precios en España: desglosando el golpe a la cartera
Pero antes de entrar en eso, vemos en detalle en qué ha consistido el cambio. Microsoft ha implementado cambios importantes, no solo en la estructura de precios de Xbox Game Pass, también en lo que contienen cada una de las modalidades, y ninguno de ellos favorece al consumidor. Vamos a desglosar exactamente qué ha cambiado y cuánto más pagarán los jugadores españoles:
Xbox Game Pass Ultimate: el nuevo precio premium
El servicio estrella de Microsoft, Xbox Game Pass Ultimate, ha pasado de costar 12,99€ al mes a 17,99€ mensuales, un aumento del 38,5% que no es precisamente insignificante. Para aquellos que prefieren el compromiso anual, la suscripción de 12 meses se sitúa ahora en 215,88€, frente a los aproximadamente 155€ que suponían 12 meses al precio anterior. El detalle de lo que este plan incluye es:
- Acceso al catálogo completo de Game Pass para consola y PC
- Xbox Cloud Gaming (jugar en streaming desde dispositivos móviles y tablets)
- Multijugador online (anteriormente Xbox Live Gold)
- Ofertas y descuentos exclusivos para miembros
- Acceso anticipado y ventajas en juegos seleccionados
Game Pass Standard: el nuevo tier intermedio
Microsoft ha introducido un nuevo nivel llamado Xbox Game Pass Standard por 14,99€ al mes, eliminando la antigua opción de Game Pass para consola que costaba 9,99€/mes. Este plan es, en muchos sentidos, una versión reducida del anterior, que incluye:
- Catálogo de cientos de juegos para consola
- Multijugador online
- Ofertas y descuentos exclusivos
Lo que NO incluye, y que es gran parte del ruido generado: acceso a juegos desde el día de lanzamiento, Game Pass para PC, ni Xbox Cloud Gaming. Es decir, pagas 5€ más que antes por menos y sin el principal aliciente del servicio: poder jugar a los el primer día de su lanzamiento.
PC Game Pass: sube pero se mantiene «competitivo»
El único servicio que, de momento, parece haberse librado es el PC Game Pass. Ha experimentado un aumento de precio, si, pero más moderado, pasando de 9,99€ a 11,99€ mensuales. Este plan sigue ofreciendo:
- Catálogo completo de juegos para PC
- Títulos del primer día incluidos
- Biblioteca de EA Play incluida
Sin duda, es el que mejor parado sale de toda la reestructuración. Aunque es un 20% más caro que antes, mantiene los títulos day-one, por lo que sigue siendo seguramente, una buena opción para muchos jugadores.
Adiós a los chollos
Lo que también ha escocido y mucho a los suscriptores es que no se va a permitir convertir las suscripciones existentes de Xbox Live Gold (que ahora se llamarán Xbox Game Pass Core) al nuevo modelo Game Pass Ultimate a precio más ajustado. Durante años, los usuarios hemos estado aprovechando un truco perfectamente legal: comprar hasta 3 años de Xbox Live Gold (que normalmente se encontraba en ofertas por unos 50-60€ al año) y luego lo convertíamos a Game Pass Ultimate por solo 1€, consiguiendo hasta 36 meses del servicio premium por una fracción del precio. Alguien en Microsoft se ha debido dar cuenta del coladero que suponía esto para las arcas de la empresa y se ha cerrado completamente esta vía, obligando a los nuevos suscriptores a pagar el precio completo desde el primer día.
Bajo mi punto de vista, puedo entender la decepción, pero realmente, no el cabreo de la gente que ha estado años aprovechando un agujero en el modelo de servicio para pagar mucho menos. Deberían (deberíamos) ser consecuentes en este sentido y entender que fue bonito mientras duró, pero no cargar contra la empresa que legítimamente quiere ganar dinero.
Xbox Game Pass Core: el sustituto de Xbox Live Gold
Si hay un perdedor claro es el antiguo Xbox Live Gold. Ha sido rebautizado como Xbox Game Pass Core y cuesta 9,99€ al mes (o 59,99€ anuales). En este caso, el problema no es el precio, si no lo que este plan ofrece:
- Multijugador online
- Una selección limitada de 25-30 juegos (muy inferior al catálogo completo)
- Ofertas exclusivas para miembros
Es, esencialmente, el multijugador online con algunos juegos de relleno, lejos del valor que representaba el antiguo Live Gold. Diria que, por una vez, Microsoft ha copiado a Sony, equiparando bastante este servicio al básico de PSPlus.

El coste real para los jugadores
Si nos ceñimos únicamente a los números, un suscriptor de Ultimate que mantenga su suscripción todo el año pagará ahora 215,88€ anuales, frente a los 155,88€ del año anterior. Eso son 60€ más al año, lo que se puede leer como el precio de un juego AAA completo. Pero, visto en perspectiva anual, y teniendo en cuenta que Microsoft está incluyendo un gran número de títulos day-one en su catálogo, el precio aun puede tener sentido para los jugadores más dedicados.
Pero quizás lo más controvertido ha sido la reestructuración completa de los niveles de suscripción, eliminando opciones más económicas y empujando a los usuarios hacia planes premium. La estrategia parece copiada de los modelos de VOD como el de Netflix: enganchar a los usuarios con precios competitivos durante la fase de implantación del servicio, y una vez alcanzada una masa crítica de suscriptores, aumentar el coste sin consideración. Es el ciclo de vida clásico de las plataformas de suscripción, pero eso no hace que duela menos.
Sin embargo, al contrario de lo que ocurre los Netflix y compañía, el valor hacia el usuario de los planes más bajos ha decrecido considerablemente y esto puede que acabe volviendose en contra del movimiento
¿Restructuración justificada o avaricia corporativa?
Microsoft argumenta que el aumento refleja el valor añadido del servicio: más juegos de día uno, mejor infraestructura de cloud gaming y contenido premium. En papel, tiene sentido. Los juegos AAA cuestan cada vez más de producir, y ofrecer títulos como Starfield o cada nueva entrega de Call of Duty desde el lanzamiento representa una inversión masiva y dinero que deja la propia Microsoft de ingresar por las ventas ordinarias de estos juegos.
Pero el problema es que muchos suscriptores no están percibiendo el valor de muchas de estas propuestas. El catálogo, aunque extenso, rota bastante y hay juegos que duran apenas un año en el servicio, lo que hace que muchos jugadores no lleguen a probarlos simplemente, por falta de tiempo El cloud gaming, pese a la continuada apuesta por parte de Microsoft, sigue siendo una opción que usan muy pocos usuarios y que tampoco es la panacea… es, digamos, el mal menor cuando te ves lejos de tu ambiente gaming. Y la eliminación de la opción de conversión barata de Xbox Live Gold a Game Pass Ultimate, pese a que nos duela, ha sido simplemente tapar un agujero que hasta ahora nadie había visto.
Lo más preocupante es cómo Microsoft ha generado una dependencia del servicio. Durante años, se ha vendido a los jugadores que era mejor comprar el Game Pass que el propio juego. ¿Para qué pagar 70€ por un juego cuando está en Game Pass y, además puedo jugar a otros juegos a parte del que quiero? La realidad, para la mayoría de los jugadores era otra. Muchos pagamos el servicio por apenas unas horas de juego al mes. Sin embargo, el reclamo a nivel de marketing era muy potente, llevando a que millones de usuarios hayan dejado de comprar juegos por los canales habituales.
Microsoft tiene ahora la oportunidad de afianzar su servicio, esta vez de forma rentable, con todas estas personas que se han acostumbrado a tener grandes juegos sin pedirlos. Pero el equilibrio es muy fino porque, volviendo al ejemplo de Netflix, aunque ahora tiene a los usuarios donde quiere, no tiene la exclusividad de los productos que ofrece. Por decirlo de una forma más clara. Si quieres ver Stranger Things, el único sitio es Netflix. Pero si quieres jugar a Call of Duty, siempre puedes comprarlo. Esta diferencia es fundamental y exige de Microsoft que tenga mucho cuidado con siguientes movimientos en su modelo. Otro mal gesto, puede hacer que la gente se harte y vuelva a los canales de compra tradicionales.
¿Cuál es el futuro?
Esta subida de precios establece un precedente peligroso. Si Microsoft sale indemne de la subida, lo más probable es que sus competidores copien la jugada, en especial Sony que siempre dijo no entender cómo los de Redmon podían ofrecer un servicio como el Game Pass a ese precio.
Lo que está claro es que un servicio como el que planteaba Microsoft no era rentable y se mantenía únicamente por el músculo financiero de la empresa, seguramente por la promesa de rentabilidades futuras. Desde el punto de vista de los usuarios lo más probable es que la era de las suscripciones low-cost haya llegado a su fin. No hay muchas empresas del tamaño de Microsoft que puedan aguantar inversiones tan fuertes a tan largo plazo y las que podrían estar a la altura no entraron en su momento en el juego, con lo que muy probablemente no lo hagan ahora que el juego está evolucionando hacia pastos más verdes (para ellos).
Entramos en una nueva normalidad donde un servicio de suscripción premium cuesta lo que unos tres juegos AAA al año. Para muchos jugadores ya no salen las cuentas de rentabilidad vs beneficio y lo más probable es que solo lo adquieran aquellos que tienen un número de horas frente al aparato lo suficientes como para justificar la inversión o los que tienen un poder adquisitivo muy alto. El resto de jugadores tendrán que volver a construir sus bibliotecas a golpe de compras unitarias.
No hay forma de decirlo suavemente: la subida de precios de Xbox Game Pass ha sido un varapalo para la inmensa mayoría de jugadores. Seguro que Microsoft tiene razones económicas legítimas pero hay que preguntarse por qué la ejecución ha sido tan brusca después de tantos años aguantando en unos precios por debajo del coste real del servicio ofrecido. Pienso que una subida más escalonada no hubiera generado el mismo revuelo y sólo hubiese prorrogado la meta final un par de años. Quizás algún día entendamos, para bien o para mal, este movimiento.
¿Qué opinas de la subida de precios de Xbox Game Pass? ¿Sigues viendo valor en el servicio o es hora de volver a comprar juegos individuales? Déjanos tu opinión en los comentarios.