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BALDUR’S GATE III: Uno entre un millón

10
Positivo
Negativo

¡He terminado Baldur’s Gate III! Si, lo digo con orgullo, pero también con pena, con rabia. Me ha costado casi tres meses, pero no me ha importado lo más mínimo. Es más, casi estaba temiendo este momento, en el que acabara el juego y me enfrentase, una vez más, al vacío absoluto. Al «¿a qué juego ahora?».

Baldur’s Gate III es un juego de los que marcan una época. Es de estos unicornios que surgen muy de vez en cuando (cada vez más espaciados, lamentablemente), que rompen moldes y abren nuevos caminos para que otros los aprovechen en el futuro. Y no puedo evitar pensar que dije algo parecido del reciente Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. No me puedo creer la suerte de haber podido disfrutar de dos juegos tan buenos y, a la vez, tan distintos en tan poco espacio de tiempo. Este 2023 está siendo, sin duda, uno de los mejores años de la historia en cuanto a lanzamiento de videojuegos.

Un juego de antaño actualizado

Los que somos mayores recordaremos una época en que los juegos conversacionales estaban muy de moda. Estos fueron sustituidos por las aventuras gráficas y, también contemporáneos fueron los primeros juegos tipo RPG que trataban de llevar la experiencia de un juego de mesa al ordenador (con la dificultad técnica que eso suponía en aquel entonces). En estos últimos se encontraban los Baldur’s Gate I y Baldur’s Gate II, que recuerdo haber jugado en mi época de universitario, cuando el tiempo que podías dedicar a tu ocio era infinitamente superior al que le puedo dedicar ahora. Si te soy sincero, tengo recuerdos vagos… recuerdo que los disfruté en su momento, pero tampoco recuerdo que hubieran sido disruptivos. Lo mismo era porque en aquellos días en que los ordenadores no permitían gráficos espectaculares, el basar un juego en que la historia fuera cautivadora era lo normal. En cualquier caso, lo que si recuerdo claramente es que eran juegos densos, por encima de la media del momento (que ya es decir). Recuerdo claramente que me llevo bastante avanzar en ambos, porque había que leer mucho (casi suena a castigo) para empaparse de la historia y poder avanzar en ella. Los combates casi eran lo menos importante. Era otra forma de entender los juegos, una forma mucho más dura que la actual. Ahora, si un juego te lleva más de 30 minutos entenderlo, lo abandonas y vas al siguiente.

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Tuve una especie de eco del pasado al empezar a jugar a Baldur’s Gate III. Tras el típico creador de personajes, entras directamente en unas cinemáticas, espectaculares si, pero densas, no son fáciles de seguir, hay texto que leer y no conviene pasarlo rápido como en la mayoría de los juegos. Pero es que es más, en cuanto tomas el control de tu personaje te empiezan a contar más cosas, y lo que es peor, tienes que hacer elecciones sobre cosas que pasan al personaje. Y las elecciones son eso… elecciones. Como en la vida real, lo que elijas en un punto marca tu camino, no hay vuelta atrás.

A parte de todos los diálogos, que tienes que leer y procesar, tienes que aprender por las bravas la mecánica del juego. No sé si sea una decisión consciente o un olvido (me extrañaría), pero aquí no hay ningún tutorial que te enseña a jugar. Te toca entender, y probar cada una de las cosas que tu personaje puede hacer. Ya digo, algo totalmente raro para los tiempos actuales en que todo nos lo dan mascado.

Tal es la curva de aprendizaje y el esfuerzo que requiere el juego que estuve a punto de dejarlo al cabo de dos horas de juego. Afortunadamente, no lo hice…

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La recompensa nunca es fácil

Si lo hubiera dejado no me lo hubiera perdonado porque me hubiese perdido seguramente el mejor juego de la década (con permiso de Zelda TOTK).

No hay que negar lo evidente, este no es un juego sencillo, exige mucho. Pero, por contra, también da mucho. ¿A quién no le gusta una buena historia? ¿Y si además somos quienes la dirigimos, quienes podemos decidir el curso de la misma? Si, tal cual.

Lo increíble de este juego es que no hay dos partidas iguales. Comentando entre los amigos, nos reíamos y a la vez no dábamos crédito cuando cada uno contaba su historia y las historias no se parecían en nada. Vamos que eran casi juegos distintos. Obviamente, las líneas maestras de la historia principal tienen que fluir en una única dirección para que el juego avance por donde los diseñadores han pensado. Pero, cómo llegues al destino, es cosa tuya. Y te aseguro que hay muchos caminos para llegar. Quizás sea esta la primera cosa que notas al jugar al BD3, pero también la más diferencial y, al menos en mi caso, la que me ha tenido alucinado todos estos meses. Un ejemplo (sin spoilers): Yo decidí matar a un personaje al inicio de la aventura, así que me quedé sin ese personaje y sin toda su línea argumental. Pero un amigo lo dejó vivo y me contaba cosas que yo jamás podría conseguir salvo que vuelva a un momento previo a esa decisión y la cambie. Tal y como en la vida real, salvo que en la vida real no podemos retroceder en la partida. El poder de las elecciones, tan simple y a la vez tan poderoso. Un mecanismo de lo más efectivo para que tengas ganas de volver a jugar, volver a decidir, explorar nuevas líneas argumentales. No paro de dar vueltas al esfuerzo argumental, las miles de reuniones y todo el trabajo que hay detrás de esto. A mi se me antoja realmente titánico hacer que todas estas historias se interrelacionen y además de una forma tan magistral, sin caer en incongruencias o soluciones estúpidas. Y mucho mayor es mi admiración hacia Larian Studios cuando te das cuenta de que este esfuerzo es por tres… tres actos argumentales, interconectados, donde las decisiones tienen consecuencias hasta el final.

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A mi me ha llevado más de 100h acabar el juego, pero de verdad que he hecho todo lo que he podido y en ningún momento he sentido que estuviera perdiendo el tiempo o que la historia fuera de relleno.

Los personajes y su evolución

Pero no estaríamos hablando de un RPG si el desarrollo de tus personajes no tuviera un papel relevante en el juego. Aunque de una manera más sutil, nuevamente aquí BD3 hace las cosas de una manera distinta al resto del panorama actual.

Pero antes de meterme de lleno en esto, tengo que explicar algo fundamental. Al iniciar el juego, se nos permite decidir si utilizaremos un personaje creado por nosotros o bien uno de los que el juego tiene pre-creados. La diferencia entre unos y otros es que los segundos tienen líneas argumentales a desarrollar durante la partida. Pero no te agobies puesto que, aunque no los elijas, los personajes pre-creados te van apareciendo durante el juego, pudiendo contar con tres de ellos como compañeros de equipo (para conformar un equipo de cuatro miembros), e incluso cambiarlos en algún momento de la partida si así lo deseas.

Después de esta breve explicación, viene el primer enfoque, el que llamaría más clásico. Como no puede ser de otra forma, los personajes van acumulando experiencia y subiendo de nivel hasta el nivel 12, máximo que se permite. Un detalle importante para los seguidores del género y para todos en general: BG3 se vanagloria (y con buenos motivos) de implementar las reglas oficiales de Dungeons&Dragons, el famoso juego de mesa. En concreto la 5ª edición de estas reglas. Esto, a parte de ser motivo de orgullo para los desarrolladores, también es garantía de que todas las habilidades y capacidades de los personajes están testadas y equilibradas para dar una experiencia de juego coherente. Y cree que esto no es un detalle menor en un diseño de juego tan basto y ambicioso.

Así pues, siguiendo las reglas del D&D, tenemos un buen número de clases, cada una con sus habilidades y características que las hacen únicas. Dependerá de nosotros por tanto, tanto evolucionar a nuestros personajes (tanto el main como los que elijamos para acompañarnos) como el hacer que el equipo sea equilibrado y nos permita avanzar con garantías en los combates. Ya te anticipo que si notas que el equipo no funciona, debes gastar el tiempo que sea necesario para lograrlo. De otra forma, llegar al final te va a resultar casi imposible.

Y ya que menciono el combate, vamos a hablar un poco de esta parte fundamental del juego. Lo primero, se trata de un combate por turnos. Siendo fiel a la premisa de replicar de la forma más pura la experiencia de un juego de mesa, hay que felicitar a los diseñadores porque creo que incluso la mejora. Aunque no se vea, en cada acción del combate se están «lanzando dados» como se haría en una partida real y el resultado de la acción es el cúmulo de tu tirada más todas las cosas que puedan influir en esta. Así pues, aunque no lo parezca en un primer momento, el combate es muy estratégico. Se tienen en cuenta muchas cosas a la hora de dar el resultado final de una acción. Por supuesto, la habilidad del personaje, el daño del arma o hechizo que se utilice, pero también cosas como la iluminación, la altura, si el personaje está condicionado por un estado, … Ahora puedes entender por qué digo que mejora la experiencia. BD3 es tan bueno haciendo todo esto que en ningún momento que hasta resulta fluido. Imagina que un Dungeon Master tuviera que tener en cuenta todo esto para cada tirada… a parte de volverse loco, la partida sería un aburrimiento. No sobra decir que, pese a todo, los distintos combates son los momentos más retadores del juego, donde pondremos a prueba lo bien o mal que hemos configurado nuestro equipo.

Y, si, los combates están fenomenal. Pero comentaba antes que en este aspecto del desarrollo del personaje es donde BG3 vuelve a «abrir camino» a otros juegos. Y es que la evolución de un personaje no se puede medir únicamente por el nivel que he alcanzado con él. Hay un aspecto nuevo y fundamental: lo que he empatizado con él.

Como contaba al principio, los personajes que vamos incorporando tienen su historia, su lore de alguna forma. Pero estas historias no son más que el inicio de líneas argumentales paralelas a la de la historia principal. Algunas con mayor trascendencia que otras en la historia principal, pero secundarias desde el punto de vista que no es necesario completarlas para avanzar por el juego. Y, justo fruto de este desarrollo basado en historia al que, no diré que se nos obliga, más bien, se nos invita, es por lo que también tenemos un desarrollo adicional del personaje, pues le vamos conociendo mejor, vamos empatizando y, dependiendo de lo que descubramos puede que nos guste más o menos. Y no creais que son historias simples, para nada. Son historias complejas, que hacen que vayamos cambiando la impresión que nos hemos hecho de cada uno. No completé todas las historias, pero las que he hecho las finalicé y, te aseguro que mi visión del personaje tras completar su arco argumental no era para nada similar al que tenía cuando comencé a jugar con él. A esto me refería con los dos tipos de evoluciones del personaje. Y, que yo recuerde, no hay ningún juego que lo haya hecho de una forma tan magistral y para tantos personajes al tiempo.

Conclusiones

Y si, podríamos hablar de otras cosas que penalizan. Por ejemplo, no he mencionado que el juego ha estado plagado de bugs desde su lanzamiento (frustrantes más que graves) y que ha llevado cerca de 4 meses de continuos parches que esté más o menos estable. Pero, ¿qué más da? Se le perdona todo con tal de seguir las andanzas de Wyll, Corazón Sobrio, y el resto de aventureros.

No se si ha quedado claro, pero a mi este juego me ha enamorado. Cierto que requiere una curva de aprendizaje no menor que seguro echa a atrás a más de uno, pero la recompensa, el disfrute, la pena por acabarlo, son todas estas cosas tan grandes, que merece muchísimo la pena el esfuerzo realizado. Lo peor que tiene sin duda es pensar el tiempo que pasará hasta que puedas jugar a algo que te llene de esta manera. Ahora toca el vacío…

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Alberto Sánchez

¡Me encantan los videojuegos! Es mi pasión desde que un día mi padre trajo a casa un flamante ZX Spectrum. Desde entonces, no recuerdo haber parado de divertirme, frustrarme, emocionarme y por supuesto, maravillarme con todo lo que este mundo es capaz de ofrecer.