De la mano del increíble XBox Game Pass y con el sello de Devolver, especialistas en la distribución de juegos indies, me animo a probar este OLIJA, un juego que encaja perfectamente en esta estética sin ningún rubor.
La historia nos cuenta rápidamente cómo un capitán de un barco, tras una misteriosa tormenta, acaba perdido y sin noticias de su tripulación. Así pues, el buen hombre, ya tiene meta en la vida… encontrar a sus compañeros. Una trama algo simple, pero bueno, no es más que el comienzo.

Lo retro no siempre es bueno
Los primeros compases son algo extraños, a la vez que decepcionantes. Te encuentras en una cueva con estética retro, muy retro diría. No es que tenga nada contra esta moda de hacer juegos a base de pixels, cuanto más gordos mejor, pero en este caso el problema no son los gráficos pixelados, es algo más. El entorno en general es muy simplón, las animaciones toscas, los personajes poco definidos… Así que en este caso me parece que la estética 8-bits no es más que una forma de disimular que el equipo artístico no es muy potente, por decirlo de forma suave. Y jugarlo en PC con pantalla grande no le ayuda nada, la verdad. Quizás en Switch hubiera tenido un pase. Así pues, sigo jugando con la esperanza de que esto sea sea únicamente una fase inicial y que más adelante mejore. Algo mejora, si, pero no lo suficiente.
En cuanto a la mecánica, nos encontramos con un juego de plataformas y puzles que hay que ir resolviendo con la ayuda de un arpón mágico que encontraremos al iniciar la aventura. El arpón tiene la habilidad de permitir teletransportarnos allá donde esté clavado, atravesando todo lo que se nos ponga por delante. Con esto en mente, supondrás ya de qué tipo son los puzles a los que nos enfrentamos. El típico de puerta cerrada, palanca, puerta abierta que no nos permite avanzar más que con el uso adecuado de nuestras habilidades arponianas.

Sin embargo, no esperes un nivel importante. Los puzles son tan simples que uno piensa «¿ya esta?». Solo al final del juego encontré uno que me llevó unos cinco minutos entender lo que había que hacer. Con eso lo digo todo.
«Pero también hay enemigos», seguramente estés pensando. Y cierto, los hay, pero al nivel de los puzles. Creo que los han puesto porque alguien debió pensar que un juego sin enemigos no puede ser considerado como tal. Pero de ahí a que supongan un mínimo interés… Tan solo son un estorbo para ir avanzando. Hasta los bosses son sencillotes. Tan sólo el penúltimo boss y el boss final me dieron algún problema (nada destacable).
La historia, ¿vale la pena?
Pero entonces, si los gráficos son mediocres y los puzles y enemigos no suponen ningún reto, ¿cuál es el atractivo de este juego? La historia estarás pensando… Pues tampoco. Como adelantaba al principio, todo parte con un capitán de barco que tiene la misión de rescatar a sus compañeros. Sin ánimo de hacer spoliers, al poco de inicial el juego encuentra a una dama de la que acaba enamorado y entonces en la historia de rescate se mezcla una especie de romance entre la dama y el capitán. Pero hago hincapié en «especie» porque aunque hay fases dedicadas en exclusiva a narrar este romance, yo debo ser muy torpeo o poco sensible porque no termino de entender el devenir de este amor imposible.
Luego hay detalles que el que diseñaba la jugabilidad tampoco sé en qué pensaba. ¿De verdad es necesario que tengamos que esperar dos / tres minutos en la secuencia del barquero acercándonos al muelle cada vez que nos desplazamos entre islas? Cuando hay algo que narrar, vale, pero en el resto de casos, no aporta nada, más que entorpecer el ritmo del juego.
Así que ya ves, este Olija es un juego indie, casi en su significado más peyorativo. Da la sensación de que el equipo que lo ha hecho sin ninguna ambición, más bien como entrenamiento de equipo o pasatiempo propio que otra cosa. Le salvan algunas buenas ideas que tiene y que es corto, en una o dos tardes a lo sumo lo has terminado. Válido como pasatiempo si no tienes otra cosa que hacer.