Vivimos en una época en la que los juegos son, en su mayoría, enfrentamiento. Están diseñados para que pasemos horas y horas derrotando todo lo que los diseñadores han planificado, o a otros jugadores. Por eso, es interesante de vez en cuando toparnos con juegos como este The Gunk, en el que la experiencia es distinta, no se trata de derrotar al juego, se trata de disfrutar.
Como suele ser normal en mi caso, me enfrento a un nuevo juego intentando buscar patrones que conozca. Estoy jugando a un shooter, o un soulslike, o lo que sea. Pero al poco tiempo de haber empezado con The Gunk me doy cuenta que no encaja en mis patrones, es original (dentro de lo que hoy en día se puede ser, claro está). Primero lo encajo con algo de escepticismo, pensando principalmente «pues vale, vaya rollo». Pero hay algo hipnótico en la mecánica que me impide dejar de jugar.
Mecánica

Pero antes de seguir, deja que te cuente de qué va esto y así que puedas situarte. La historia nos cuenta cómo un par de exploradoras llegan a un planeta desconocido en busca de algo que les saque de la más triste miseria en la que se encuentran. Pero al llegar descubren un planeta que, pese a tener materias aprovechables, está plagado de una extraña masa que corrompe todo lo que toca. Así que, para poder ir recolectando materiales, deciden ir limpiando el planeta de la extraña materia que los corrompe.
Tras esta breve historia se esconde más o menos la mecánica. Nuestra protagonista, armada únicamente con una especie de guante succionador, debe ir avanzando por el planeta recolectando todos los materiales que encuentre y, al tiempo, ir limpiando las zonas contaminadas por la materia viscosa (el gunk) para liberar al terreno de la corrupción y así poder acceder más materiales y nuevas zonas.
Así que para avanzar tendremos que ir limpiando las zonas del famoso gunk, lo que se traduce en tener que resolver puzzles que nos permitan llegar a zonas inaccesibles para poder seguir avanzando, guante aspirador en mano como una especie de caza fantasmas, tragando todo la masa deforme que nos encontremos a nuestro paso. ¿Enemigos? Si, los hay, pero son tan escasos e insignificantes que dudo que supongan un peligro ni para el menos experimentado de los jugadores. También se supone que existe la posibilidad de morir si sufres el suficiente daño, pero realmente es muy complicado que ocurra y, aunque pase, se reinicia el escenario y listo. Lo mismo cuando te caigas por algún precipicio… no pasa nada. Y no pasa porque el juego no va de eso, como anticipaba en las primeras líneas. El juego va de explorar y encontrar la manera de salir del área donde nos encontramos, con las piezas del rompecabezas que los diseñadores nos han dejado. Hasta los (pocos) bosses que encuentras se resuelven como si fueran un puzle (con las excepción de los combates de la última fase, quizás) .

Pero ni siquiera estos puzles son el centro del juego. Diría que son bastante sencillos en su mayoría. El que más tiempo lleva resolver es porque seguramente no has explorado todo lo que hay que explorar o se te ha pasado por alto algún detalle. Es así de simple. Los puzles son parte de la experiencia, pero no son tampoco la clave. La clave es disfrutar del juego, conseguir avanzar e ir descubriendo la historia que hay tras este planeta y el misterioso gunk que lo invade todo. No te voy a hacer ningún spoiler, pero verás que el planeta es más que un depósito de materiales para nuestra protagonista.
Un entretenido pasatiempo
Poco más hay que añadir a este The Gunk. Juego, no se si llamarle inclasificable, pero sí atípico. A partir de mecánicas sencillas construye una historia absorbente (jeje), con inspiración medioambiental, que nos permite pasar un buen rato sin pretensiones. También de agradecer es la duración. Unas 10h me tomó completarlo, lo que creo que es una duración justa para mantener el interés sin caer en la monotonía de la repetición. Tampoco es que el tema de capturar moco y minerales diera para mucho más.